Como
si fuera una broma infinita de Foster Wallace
Hace
días que mis dedos tamborilean incesantes
sobre
la mesa desnuda,
en
el volante de mi coche,
confesionario que dispara a bocajarro
confesionario que dispara a bocajarro
y
en el embozo de tu cama.
Sin
esquinas donde esconderme,
Sin
identidades indiscutibles
en las que mirarme,
Y
sin espejos que romper.
Como
si el silencio eterno
fuera
ruido enloquecedor en mis orejas
Como
si el infinito existiera más allá de un símbolo,
más que unos grilletes de amor
compartido
Vengo
arrebullándome en cualquier silla,
Hecha
un ovillo
en cualquier cajón
Sin
salida,
Adicta
al pensamiento
y
a la sustancia de pensar
Sola aplaco la mancha que se extiende por todo mi ego
y
que corre sin reputación por venas y arterias
y
me paraliza
en un absurdo del pasillo bullicioso.
Reservados todos los derechos
Reservados todos los derechos