La brevedad de una lata de sardinas
es el roto silencio del descanso del guerrero.
El plato frío
con las sardinas muertas
que nada dicen.
Dicen que no hay nada que decir
y nada dicen.
Montones de crucigramas vacíos de palabras
alborotan por los rincones del salón,
-de macetas muertas lleno-.
Mudos mapas de palabras bobas
que nada dicen.
Dicen que no hay nada que decir
y nada dicen.
Y nada dice el guerrero,
nada sus frías manos,
nada sus tristes ojos.
Reservados todos los derechos
Edic. Lord Byron España 2006
Porque donde habita el silencio, todavía reina la esperanza. La esperanza de tenerte o por lo menos de verte... Porque en algún agujero, entre la maraña del silencio de esta fría primavera, porque en un espacio entre el silencio y mi corazón encuentro palabras.
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