Foto Cristina Ruberte París
Lleva el título del libro prendido en la solapa
Y el préstamo de sus palabras
En el frío verde de esperanzas
y futuro.
Moriré aplastada por un estornudo,
En la dureza de un buenos
días no escuchado,
En la ternura de una mirada
No dedicada.
Moriré en ese desliz de rutina
Y solo así nos encontraremos
Para intercambiar sueños
Jugar a los arrumacos
Y escribir risas
En las lápidas del cementerio
Donde el frenesí de noviembre
Me ponga entre las cuerdas
Y nos convierta en náufragos extraños
Solo con mirarnos.
De su poemario inédito "Pellizcos de rutina"
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