Porque donde habita el silencio, todavía reina la esperanza. La esperanza de tenerte o por lo menos de verte... Porque en algún agujero, entre la maraña del silencio de esta fría primavera, porque en un espacio entre el silencio y mi corazón encuentro palabras.
domingo, octubre 01, 2006
Una vez al año, en fin de año
365 Días.
Trescientas sesenta y cinco mentiras.
Los cabellos
me atosigan por encima del escote
y oigo una voz repetida
que, destimbrada, me dice:
De pronto, haremos tarde.
Soy una amazona doméstica.
Al trote y al galope.
Soy una amazona en zapatillas,
sin herradura y sin suerte...
sin espejo donde mirarme.
Y siento un aire soplado,
quizás, también resoplado.
Llegaré tarde.
¿Tarde para quién?
Tengo una careta nueva,
una careta de amazona beata.
Si voy perder la apuesta,
mejor con la careta puesta.
Soy una amazona con caballo de cartón.
Caballo que no galopa,
ni trota,
ni nada.
Caballo de cartón roto.
365 Días.
Trescientas sesenta
y cinco mentiras.
Un año más:
¿Arremolinado bajo la sombra
del magnolio centenario?
Dicen que echa las cartas
a la luna menguada.
Dicen que tiene trescientas
sesenta y cinco narices.
Dicen que es invisible.
Nadie lo ha visto
Y todos lo cuentan.
Y dicen, también, que tiene trescientas sesenta y cinco mentiras.
Al trote y al galope.
Soy una amazona con rulos en la cabeza,
mandil de cuadros rojos y blancos
y sin tiempo para mirarme.
He comprado unas botellitas
para imaginar
365 caballos blancos.
Este año que es bisiesto
a lo mejor galopo en Pegaso.
De su Poemario inédito "35 Silencios"
Reservados todos los derechos
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